sábado, 29 de abril de 2017

¡Vamos a ver las ballenas! Pero hagámoslo con cuidado



por Marcela Torres

Hace poco vi una hermosa y conmovedora película argentina-española llamada El faro de las orcas, ambientada en la costa de un pequeño pueblo de la Patagonia. Si bien se centra en la historia de un niño con autismo, también plantea los peligros de motivar a los turistas a acercarse a las orcas. Las orcas en libertad no atacan a los seres humanos, dicen los expertos. Sin embargo, otras personas podrían argumentar que nunca está demás ser cuidadoso.

Por esa razón, tal como lo he mencionado antes, diversos países y organizaciones, incluyendo la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y Whale and Dolphin Conservation (WDC), han elaborado directrices para la observación de ballenas y delfines, con la finalidad de evitar daños tanto a los mamíferos marinos como a los seres humanos. En Chile, el Gobierno promulgó el reglamento para la observación de vida silvestre marina en 2011 y luego publicó dos manuales de mejores prácticas, uno de ellos en conjunto con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En Argentina también está regulada esta actividad.

Australia es, sin duda, uno de los líderes en la promoción del turismo responsable, especialmente en hábitats marinos. En 2009, tuve una experiencia inolvidable de observación de ballenas en un ferry que nos llevó desde Sydney hasta el sitio de alimentación de un grupo de ballenas jorobadas.

Era un día despejado y soleado. Todavía puedo sentir el viento frío y el agua del mar salpicándome entera cuando las olas subían y bajaban el ferry. Estaba sobre la cubierta junto a otros turistas quienes, como yo, estaban entusiasmados y gritaban cada vez que veían asomarse una cola, una aleta o una cabeza, desatando una locura por tomar una foto o video de estos animales. Sin embargo, la tripulación del ferry nos mantenía en línea con su personal de cubierta y con permanentes instrucciones y explicaciones entregadas a través de altoparlantes.

Educar y crear conciencia son acciones clave para garantizar un turismo responsable. Por ejemplo, mientras navegábamos hacia las ballenas, vimos un video educacional corto acerca de estos animales y de las normas para su observación. En muchos casos, las directrices y reglamentos también exigen a las empresas que contribuyan a la conservación y el monitoreo de estos mamíferos marinos, reportando cualquier avistamiento a la autoridad correspondiente.

Además de tener en cuenta estas orientaciones, hay dos cosas más que pueden hacer para asegurarse una experiencia segura y placentera: buscar información acerca de las especies y sus hábitats antes de ir a su encuentro y confirmar que están viajando con un operador turístico certificado que respeta a estos animales y las regulaciones para acercarse a ellos.

¡Las ballenas son criaturas impresionantes! Han existido por más de 30 millones de años y fascinan a gente de todo el mundo. Pero muchas de ellas están amenazadas y debemos actuar con responsabilidad cuando nos embarcamos en una aventura de observación de ballenas.