domingo, 13 de enero de 2019

Daño a ancestral geoglifo Gigante de Tarapacá: ¿Quién es responsable?

© Hernán Torres


Por Marcela Torres

Es el geoglifo más imponente de nuestro país y la semana pasada sufrió daños irreparables. Se trata del Gigante de Tarapacá, ubicado en el cerro Unitas, aproximadamente a 100 kilómetros de Iquique, en el Desierto de Atacama, en la Región de Tarapacá en el norte de Chile. La figura mide 119 metros y se presume que fue creada por antiguas culturas indígenas que habitaban la zona hace más de mil años.

Lo más triste es que los daños fueron causados el sábado 6 de enero por tres turistas irresponsables que condujeron un vehículo 4x4 por los pies y la cabeza de la figura, haciendo caso omiso a los letreros que indican el límite para acercarse al geoglifo y a las prohibiciones para dañarlo. Los involucrados son tres personas con pasaporte belga -una chilena nacionalizada, un chileno nacido en Bélgica y una ciudadana natural de ese país- quienes visitaron la zona con la ayuda de un chileno.

Foto obtenida de Twitter.

Otros turistas que visitaban el lugar, indignados por la falta de respeto y cultura, denunciaron el hecho por las redes sociales y las autoridades actuaron rápidamente, deteniendo a los tres ciudadanos belgas en el aeropuerto de Santiago cuando se preparaban para abordar el vuelo de regreso a su país. Luego del control de detención en Santiago, los turistas serán formalizados el martes 15 de enero en la comuna de Pozo Almonte, en el norte de Chile, por el delito de daños contra un monumento nacional y la pena que arriesgan va desde el presidio menor, en su grado mínimo (desde 61 días a 301 días) o máximo (desde 302 días 540 días), hasta el pago de 200 Unidades Tributarias Mensuales (unos $9,6 millones de pesos chilenos).

Falta de protección y educación

La noticia me causó dolor de estómago. Lo primero que me pregunté fue: ¿Quién haría algo así y por qué? Le tengo un afecto especial a este lugar, que he visitado varias veces. De hecho, en enero de 2010 tuve el orgullo de liderar en este sitio un ejercicio del modelo de Presión-Estado-Respuesta (PER) del turismo en el marco de un taller sobre Turismo Sustentable organizado por la Universidad Arturo Prat para operadores turísticos de la región.

El ejercicio fue muy fructífero y les permitió a los participantes analizar las presiones (amenazas) que enfrentaba este patrimonio cultural, el estado (condición) en que se encontraba y la respuesta (acciones) que se evidenciaba por parte de la sociedad. Aunque el geoglifo en sí no estaba dañado, había mucha basura a su alrededor (recogimos varias bolsas llenas de papeles, botellas plásticas y otros desechos), no existía infraestructura para el visitante y había pocos letreros.

© Hernán Torres
Marcela Torres liderando ejercicio de turismo sustentable en el Gigante de Atacama.

Aunque el Gigante ha estado expuesto por siglos y ha sufrido daños anteriormente, ninguno ha sido tan grave como éste. Lo peor es que no se entiende qué estaban tratando de hacer estas personas. El geoglifo fue creado para ser admirado a la distancia. La verdad es que no se aprecia bien de cerca. Por lo tanto, la única explicación es que este acto delictual fue realizado exclusivamente con la finalidad de hacer daño. 

¿Quién se hace cargo de la protección?

Por su ubicación, la responsabilidad de protección del importante sitio recae en la Municipalidad de Huara, cuya población es de unas 3.000 personas. Cierto, pero todos sabemos que en Chile todas las municipalidades tienen los mismos recursos financieros y, en mi opinión, dejar la protección de un patrimonio ancestral tan importante en manos de una municipalidad es una falta de visión.

Si bien el Gigante de Tarapacá es un importante atractivo, el turismo deja muy poco para la localidad de Huara, ya que la mayoría de los visitantes van por el día desde Iquique, ya sea por su cuenta o a través de operadores turísticos. Por lo tanto, los ingresos por turismo se quedan mayoritariamente en la capital regional.

Lo que debemos entender como sociedad es que cualquier daño a nuestro patrimonio cultural y natural es un daño a todos los chilenos. Espero que las personas culpables reciban sentencia de prisión, aunque sea en su grado menor, para que sirva de ejemplo y para disuadir a cualquiera que piense en dañar el patrimonio de todos los chilenos.

Además, me gustaría ver más acciones y fondos invertidos desde el nivel central de gobierno en este monumento, cuya protección no puede ser dejada solamente en manos de una municipalidad que no tiene los recursos necesarios. Me parece bien que los ministerios de las Culturas y de Bienes Nacionales envíen a arqueólogos a evaluar el daño y la posibilidad de repararlo, aunque los expertos indican que es muy difícil porque las huellas del vehículo son demasiado profundas. De todas maneras, creo que se debe evaluar cómo se financia y supervisa la protección de nuestro patrimonio con fondos nacionales.

Lamentablemente, debido a la acción de estos turistas irresponsables, las generaciones futuras nunca más podrán ver al Gigante de Tarapacá en todo su esplendor. Espero que esto no vuelva a suceder y que protejamos nuestro patrimonio como merece.