El paisaje de la Patagonia
chilena podría cambiar para siempre.
¿Por qué? Porque el reciente
fallo de la Corte Suprema a favor delproyecto HidroAysén podría significar que finalmente se inunde una gran parte
de las zonas más prístinas de la Patagonia, que según muchas personas
ocasionaría un daño ambiental permanente y afectaría al turismo de la región,
que promueve precisamente esa naturaleza intacta.
¿Qué es HidroAysén?
HidroAysén busca construir y
operar cinco centrales hidroeléctricas, dos en el Río Baker y tres en el Río
Pascua, ubicadas en la Región de Aysén, en el sur de Chile. Es, sin duda, el
proyecto energético más importante que se haya estudiado en el país hasta la
fecha. De realizarse las obras, que tomarían aproximadamente 12 años, podría
generar 18.430 GWh de energía media anual.
Además de las centrales,
incluye la instalación de más de 1.500 torres de alta tensión entre las
localidades de Cochrane y Chaitén. Desde allí, se espera que el trazado sea
subterráneo hasta Puerto Montt y luego sobre tierra nuevamente hasta Santiago,
donde la energía ingresará al
Sistema Interconectado Central (SIC), que se
extiende entre las regiones de Atacama y Los Lagos del país y no cubre a Aysén.
HidroAysén es administrada por
una sociedad anónima constituida por las empresas generadoras de electricidad
más grandes del país, ENDESA y Colbún S.A., que poseen el 51% y 49% de las
acciones, respectivamente. Con esto, ambas empresas pasarán a concentrar el 80%
de la generación eléctrica del país, estableciendo un duopolio del mercado de
energía eléctrica de Chile.
Rechazo ciudadano y batalla legal
¿Por qué se oponen? Porque el
desarrollo de HidroAysén requiere la inundación de 5.910 hectáreas de bosques
nativos y de hábitat para especies
únicas, como el huemul, que es uno de los dos ciervos que se encuentran en
Chile y se enfrenta al peligro de extinción. La organización también argumenta
que el proyecto se contrapone con todas las estrategias de desarrollo regional
de Aysén, en los que prevalece con fuerza la idea de potenciar los productos
turísticos de alta calidad y se plantea la meta de posicionar a Aysén como
“Reserva de Vida”. Por ejemplo, en la Cuenca del Río Baker ya se han invertido
500 millones de dólares en turismo, en su mayoría por parte de pequeños
empresarios.
En junio de 2011 se inició una
batalla legal, con la presentación de recursos de protección en contra de la
Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) de la Región de Aysén, que aprobó el
proyecto, y para impedir que HidroAysén pueda iniciar las obras de construcción
de las represas. Sin embargo, la Corte de
Apelaciones de Puerto Montt rechazó los recursos, que luego fueron rechazados
también por la Corte Suprema de Chile el 4 de abril de 2012 en una votación
dividida de 3 contra 2.
¿Qué pasa con el turismo?
En septiembre de 2011, el
vicepresidente de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), que
reúne a 28 grandes y medianas compañías del país, manifestó que “al final se
demostrará que las represas no tienen un impacto turístico” y que HidroAysén
puede "agregar valor al turismo" en la región de Aysén.
Sus dichos provocaron rechazo
entre las organizaciones ambientales y en especial en el sector turístico de
Aysén. Múltiples cámaras de turismo de la zona emitieron una declaración
pública conjunta señalando que “ni Fedetur ni Achet pueden sentirse con el
derecho a arrogarse la denominación de ‘representantes del gremio turístico’ de
Aysén o pretender expresar el sentir nuestro porque sus visiones distan mucho
de la realidad”.
Futuro incierto
El tema de fondo es, en
realidad, la política energética de Chile y la armonía entre lograr el
desarrollo necesario para que el país avance y la responsabilidad moral de
preservar nuestros recursos naturales para las generaciones futuras. Sobre todo
considerando el reciente movimiento social para exigir mejores condiciones de
acceso a la energía en la región, que se extendió en Aysén entre el 8 de
febrero y el 23 de marzo de 2012 y tuvo como consecuencia la salida del
Ministro de Energía.
HidroAysén dice que su proyecto
“sólo inundará el 0,05% de la extensión de la región de Aysén” y que, en
compensación, mejorará 187 kilómetros de carretera, construirá un muelle y una
planta faenadora de ganado y comprará equipos para tres servicios de salud. Sin
embargo, todas estas obras tienen como finalidad principal abastecer al
personal del proyecto. Además, plantea en su sitio web que las centrales
requerirán “un promedio mensual de 2.260 trabajadores durante un periodo
estimado en 12 años, llegando a un
máximo de hasta 5.000 trabajadores, de los cuales al menos un 20% corresponderá a mano de obra local, piso
que se espera vaya en aumento”.
Aunque el fallo de la Corte
Suprema a favor de HidroAysén para la construcción de las cinco centrales es un
duro golpe al movimiento ciudadano, todavía queda mucho por recorrer. Las
organizaciones ambientalistas tienen la esperanza de poder detener la
aprobación de la red de torres que HidroAysén necesita para trasladar la
energía que producirá, ya que pasará por 780 predios y requerirá talar 100
hectáreas de bosque e intervenir otras 600 hectáreas más.
No todo está perdido.
Esperemos que no se apruebe este proyecto y que el país busque otras formas de
suplir su necesidad de energía, para que la Patagonia no pierda el encanto que
inspira a miles de personas en Chile y en todo el mundo a visitarla.
Esta entrada fue publicada originalmente el 7 de abril de 2012.