Productos locales en la feria de Valdivia, en el sur de Chile.
© Marcela Torres
© Marcela Torres
por Marcela Torres
Uno de los principios del
turismo responsable es apoyar a las economías locales. ¿Cómo se puede lograr?
¡Fácil! Comprando productos provenientes del lugar que se visita y exigiendo a
las empresas de turismo que privilegien también a los productores locales y a
los restaurantes que ofrecen comida de la zona.
Además, al hacerlo estarás
reduciendo tu huella de carbono porque al preferir productos locales se
disminuye la cantidad de energía necesaria para su transporte. ¿Has pensado
cuánto cuesta en Chile, por ejemplo, comer camarones ecuatorianos? ¿O
chocolates suizos? ¿O aceite de oliva español?
Por supuesto que no se trata
de restringir el intercambio comercial entre los países. Pero cuando viajas a
un destino, tu visita será más significativa si contribuyes a la economía
local consumiendo productos y comidas fabricados en la zona.
Piensa en los pequeños
productores de pasteles tradicionales y chicha del Valle de Curacaví, por
ejemplo. O las decenas de viñedos que producen vinos de excelente calidad en el
Valle del Maipo. O los agricultores que plantan la quinoa tan típica del
altiplano de los Andes. O la gran variedad de pescados y mariscos que se puede
obtener en toda la costa chilena.
Cómo uno decide gastar su dinero cuando viaja es
importante. Personalmente, si voy a otro país, no busco comida chilena por
mucho que me guste. Siempre disfruto descubriendo nuevas variedades de platos
hechos con productos típicos de la localidad. Ahí está la magia de viajar. En
la posibilidad de ampliar tus horizontes, probar cosas nuevas y dejarte
maravillar por la diversidad y autenticidad del lugar que visitas. Y si ayudas
a la gente local es mucho mejor. ¿O no?
Esta entrada fue publicada originalmente por la autora el 11 de agosto de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario